carta_151
Madrid y septiembre 11 de 1635.
(Tom. 111, fol. 67.)
Pax Christi, etc. Sabida la pérdida del Fuerte de Schenk, envió el príncipe de Orange [Guillermo de Orange-Nassau] socorro y munición para defender el fuerte y las demás plazas que están allí cerca; más teniendo de ello noticia el conde Juan de Nassau [Juan Mauricio de Nassau-Siegen], general de la caballería de Flandes, le salió al encuentro y les degolló toda su gente y tomó el Convoy de la provisión y bastimentos; y añaden, que el señor cardenal caminaba para meterse en la Belua, que era meterles la guerra dentro de su casa.
Trujo nueva este correo que los cantones de suiceros [esguízaros] como son Lucern, Shuyz y Glares, se declararon de no acudir al rey de Francia en las presentes guerras ni con gente ni con dineros, y los otros van enviando gente porque les ofrecieron socorro.
Dicen que la entrada del duque de Baviera en Viena fue grandiosa, que vino a casarse con hija del Emperador, y que al príncipe Casimiro de Polonia se aguar daba por horas; que había de asistir a las bodas que habían de ser a los 5 o 16 de julio de este año de 1635; y que habían de hacerse en secreto, por la competencia que se reconoció que habría entre el duque de Nemberg [Wolfgang Guillermo del Palatinado-Neuburgo] y el embajador de España, a cuya causa no se llamaría a ninguno de ellos.
Domingo a 9 llegó correo de Perpiñán en que se avisa que dentro de Francia hay un fuerte no de mucha importancia, con un lugarcito muy corto dos o tres tiros de escopeta de él, el cual en las últimas concordias que hizo con Perpiñán, fue una la de cierto tributo que le había de pagar; y habiéndose acordado por el duque de Cardona de enviarle a pedir, previno 600 soldados escogidos de la tierra, y otros que fueron a la grupa de 600 caballos, y llegados a él, enviaron un trompeta delante que fuese a pedir el tributo. Le respondieron que ellos no le, pagaban, y vista la respuesta por el cabo, que gobernaba esta gente, acordó ir a unas vacadas y se las trajeron y metieron dentro del escuadrón. Entendido por los soldados de la frontera y los del lugar, a toda diligencia se juntaron 800 y vinieron a pedir las vacadas de ganado, y se armó una pelea, y los nuestros los pasaron a todos a cuchillo, sin dejar sino muy pocos, que por llevar la nueva fueron huyendo.
P. Sebastián González.