Letters / Madrid

carta_145

Madrid y agosto 28 de 1635.

(Tom. 111, fo1. 54.)

Pax Christi, &c. El P. Macedo va por confesor de Don Felipe de Silva, teniente de general del ejército de S. M. y general de la caballería. Partirán esta semana a Barcelona; va el H. Francisco Bautista par ingeniero, oficio que ni ha estudiado ni sabe: él dice que lo siente.

El P. Lerma, profeso de la Compañía que había entrado trinitario, se disgustó con sus frailes, y el Provincial le mandó quitar el hábito, y que avisasen a la Compañía viniesen por él. Le pidieron lo suspendiese hasta el día siguiente para llevarlo desde allí a Castilla; le mandó encerrar y poner un fraile de guarda; este se durmió, y a medianoche le cogió el P. Lerma la llave, y se les puso a unos y a otros en cobro; no se sabe dónde está. Al guardián le dieron una buena disciplina y raparon a navaja todo el cabello, y otras mortificaciones; paréceme que quedará con poco afecto a los de la orden, viendo lo mal que le ha ido con uno de ella.

Peñalosa dicen hace diligencias para volver a la Compañía, porque él está disgustado con sus frailes, y sus frailes lo están más con él; que su modo no pide le acaricien, que es como siempre.

Al H. Juan Jerónimo han despedido: ya se van viendo los efectos de lo de Alcalá, y no será el solo.

Al secretario de la embajada de Francia prendieron el miércoles en la noche el Protonotario y el teniente de la guarda y doce soldados, un alcalde y otros oficiales y alguaciles; recogieron los papeles en dos baúles, y avisaron a las guardas tuviesen cuidado con que no se sacase ninguno. Las llaves dieron al secretario, y esto se hizo porque en Francia prendieron al nuestro y le cogieron los papeles, y él tuvo modo como avisar de todo. más corteses han andado por acá, pues no los han visto, y ellos si los nuestros; más tiempo queda para ver lo que mejor estará. Cuando le prendieron dijo: «Cuatro meses hace que sabía que se había de hacer esto.»

Del Sr. Infante no ha llegado correo; se sabe despachó dos, uno por mar y otro por tierra; a este cogieron los franceses, y él echó las cartas en un rio, y luego le colgaron; el otro se debe de haber hundido, sino que le hayan también cogido y dándole su recaudo como al primero.

Las rotas se verifican cada día; han sido dos: una que dio el Sr. Infante y Picolomini, y la otra que dio el príncipe Tomás a los que venían de nuevo de socorro a rehacer el ejército desbaratado.

Las galeras del duque de Fernandina que habían ido por dos mil hombres a Mallorca, a la vuelta toparon dos tartanas de franceses y las tomaron, y un navío donde había moros y franceses. Habían de partir, según escribe el P. Ricardo, este sábado pasado diez y ocho galeras con siete mil hombres para el estado de Milán.

La capitana de Florencia embistió a un navío de turcos, y le rindió, y cogió doscientos mil florines de oro y doscientos turcos, y rescató otros tantos cautivos.

Un hermano del duque de Ariscot, fraile capuchino, con otros dos compañeros de la misma religión, llegaron ayer aquí: dicen viene a pedir misericordia a S. M. para su hermano, y a ayudarle en el trabajo de su prisión. Este dice cómo estando en Borgoña tuvo aviso de la rota que dio el Sr. Infante a los franceses, y en Francia, de la que el príncipe Tomás había dado al socorro. Los ingleses acometieron a una nave holandesa que venía de la India, porque no le quiso batir el estandarte, y la echaron a fondo; otra se les escapó; venía con grande cantidad de mercaderías.

El conde de Siruela acaba de llegar de Alemania. Dicen viene a casarse.

Las capitulaciones entre Heliche y la princesa de Stigliano están ya hechas. Dicen se irá a casar en refrescando el tiempo. Esta señora es de las más ricas y nobles del reino de Nápoles. Dicen vale su estado de renta trescientos mil ducados cada año. No queda mal parado: y además de esto sucederá al conde de Monterrey en el oficio. De la renta de esta señora, quítesele lo que quisiere.

El marqués de Almazán, el mozo, riñó con D. Francisco Luzón esta noche pasada; fue muy como caballero, porque Luzón traía consigo otros seis, y él solos dos mozos de cámara. La causa fácil es de conjeturar; ninguno salió huido; están presos, y cargan mucho a Luzón de que no se hubo como debía.

Al marqués de Carazena le acometieron tres, dos lacayos y un mozo de silla que salían de una taberna, por quererle reconocer. Él fue a meter mano, y sin poderlo hacer tropezó y cayó; le dieron una cuchillada en la cabeza y una estocada en el pecho y un palo en un hombro: está muy de peligro.

El condestable de Navarra, dicen, está muy malo y dado el Viático: los tiene a todos muy lastimados, que le quieren bien.

Miércoles 22 de este envió el ministro de la Trinidad recado que fuesen por el P. Lerma. Miércoles en la noche se acogió con hábito de la Compañía, pero hasta ahora no se sabe dónde dio con su cuerpo. La causa porque le despidieron fue que se encontró con el Padre, y llevaba colgando los brazos y hombreando. Le dijo el Padre: «Padre, vaya con modestia.» Respondió Lerma: «Yo no sé más modestia que esta.» Y el Padre: «Pues aprenda» y puestas las manos debajo del escapulario, dio unos pasos diciendo: «así ha de andar.» A esto dijo Lerma: «Yo, Padre, no quería venir acá, sino a los Basilios.» «Pues luego, dijo el Padre, deje el hábito y vaya.» Entonces le dieron en guarda.

Dios, etc. Madrid y agosto 28 de 1638.

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