Letters / Madrid / Sebastián González

carta_144

Madrid y agosto 15 de 1635.

(Tom. 111, fol. 30 v)

Pax Christi, etc. De Flandes hay buenas nuevas y estas han venido por varias partes, aunque no ha llegado carta del señor Infante. Hay avisos de Navarra, de San Sebastián, de Italia y Santander, y todos concuerdan en la sustancia. Es el caso que viendo los holandeses y franceses que el socorro estaba cerca, se resolvieron a batir con grande fuerza y priesa a Lovaina. Viendo el señor Infante la resolución del enemigo, le pareció era caso de menos valor, estando S. A. tan cerca, no salir de sus trincheras a socorrer los de Lovaina. Lo hizo y presentó la batalla; no la admitieron, sino fueron haciendo una manga larga de su gente en ordenanza, y dieron vuelta a la ciudad, dejando el puesto que antes tenían y encaminándose hacia Bruselas para tomarla y saquearla. El señor Infante aviso a Bruselas; se pusieron en armas, cerraron las calles con cadenas y vigas para que no pudiese entrar la caballería y se pusieron a punto 8, 000 hombres. El señor Infante los iba siguiendo y les presentó segunda vez la batalla y no la aceptaron. Estaba de acuerdo con los de Bruselas que, si el señor Infante peleaba, saliesen ellos y los cogiesen en medio. Se volvieron luego haciendo un círculo al puesto que antes tenían, y les tornaron a presentar la batalla, y tampoco aceptaron. El señor Infante se quedó poniendo las espaldas de su gente hacia Namur; esto sería a las tres de tarde. Al anochecer llegó Picolomini con su gente de caballería e infantería, y se juntó con el señor cardenal, y sabiendo lo que aquel día había pasado, le dijo al señor Cardenal Infante, que no se perdiese tiempo sino que los acometiesen, porque estaban cansados y descuidados y sin estar en orden que sería fácil el romperlos; vino en ello el señor Infante, los acometieron, degollaron más de 13, 000 y de la caballería 2, 000, los demás huyeron, tomaron el bagaje, etc. y fue en su seguimiento la caballería.

Las ciudades que se rindieron al emperador son Fráncfort, Ulma y Maguncia.

En Roma tienen a monseñor Amadis, prelado de la asignatura, condenado a degollar porque debía a otro una cantidad y le ejecutó por ella, y él disimuló y de allí a unos días le envió a llamar diciendo le quería pagar; el otro fue por su dinero y le dio de puñaladas. Hubo indicios y confesó en el tormento, y lo mismo quería hacer con otros a quien debía.

Madrid y agosto 15 de 1635. = Sebastián González. =Al P. Rafael Pereyra.

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