Juan Chacón / Letters / Valladolid

carta_125

Valladolid y julio 8 de 1635.

(Tom. 111, fol. 330).

Pax Christi, etc. Confieso que me contristó y escandalizó ese bendito padre que tan neciamente escribió a nuestro P. Provincial, el cual aún no me ha respondido a una que luego le escribí, dando razón de mí y de V. R y cómo yo no había escrito jamás cosa que desdorase ni a la opinión de la madre Luisa [Luisa Colmenares], ni a la que esa provincia tenía de esta, porque dar aviso de expulsos y de las causas de su expulsión, ni desdora a la provincia, como ni a la Compañía, desde San Ignacio hasta hoy.

Confieso también, que la de hoy de V. R. que vino por el amigo, me ha dado alguna pena en decir V. R. que si yo gusto, o me ha de ocasionar alguna pena, no me escribirá más. ¿Pues, padre mío amantísimo, amistad de 26 a 28 años como V. R. pondera, había de estar tan presa de alfileres? ¿Qué penas habían de ser poderosas para privarme de comunicación para mí de tanto gusto, en cuyo cotejo no hay ni puede haber pena que no se desvanezca? No es esto, mi padre, para dicho, aun debajo de condición. Con la vida se ha de acabar esta comunicación; la amistad y el amor tierno de padre, nunca será bien no dar ocasión a simples, por no decir a tontos, y así será este el arancel de nuestra correspondencia que V. R. de su parte no innove en nada y me escriba como antes y me avise lo que solía, que acá no hay inconveniente sino mucho gusto, ni jamás ha habido nota, sino general contento en superiores e inferiores, no solo aquí y en Salamanca, sino en toda esta provincia, por donde se esparcen copias de sus cartas de V. R. y así es en ella tan conocido y estimado V. R. como si no hubiera salido de ella, y así, como hijo de ella, no la debe privar de tamaño consuelo. Yo escribiré como siempre, pero si tuviere nuevas las enviaré enderezada la carta al Sr. Arcediano, y V. R. comunicaré lo que escribiere a quien juzgare no tiene inconveniente.

Comenzando en está, digo que el inquisidor de la Suprema que vino a la causa de la madre Luisa [Luisa Colmenares] se vuelve el lunes a Madrid. Hasta hoy, desde que vino, no ha hecho otra cosa que tres horas a la mañana y tres a la tarde cada día, examinar a la Madre de lo observado en su causa; ha escrito infinito, y lo lleva todo al Consejo para que allá se vea y censure. Hasta ahora aquí no se ha censurado cosa, aunque estábamos prevenidos de este señor para la censura, y yo tengo en mi poder muchos tratados exhibidos de los frailes para la defensa de la madre, de quien espero buen suceso en lo que toca a su vida y costumbres, y si en algo creo habrá reforma, no tendrá ella la culpa, sino ignorancias e imprudencias de algunos sus confesores que añadían en papeles que ellos escribían, y la madre firmaba bona fide sin leerlos, cosas disparatadas que ella nunca dijo, y esto me consta de boca de quien 1a confiesa por orden de la Inquisición, que es el provincial de los basilios, que es mi discípulo. Este domingo se leyó en la Matriz un edicto de la Inquisición en que se manda con censuras que se recojan y presenten al Tribunal todos los escritos impresos o de mano, en pro o en contra de Sor Luisa de la Ascensión. Ahora no se habla de ella ni en bien ni en mal, ni se dice se arroba como cuando estaba en Carrión, que se arrobaba cada día, concurriendo todo el mundo a sus arrobos, tocando el órgano en el tiempo de sus éxtasis, etc.

No tengo más que decir.

V. R. me sepa si está ahí fray Andrés Chacón, mi primo, el mercenario, y le visite de mi parte, y le diga le ejecuto por el chocolate que me ofreció en abundancia en viniendo la flota que le necesito en extremo, y si hasta ahora me he remediado con comprarlo aquí al hermano Ceballos de lo que el hermano Marquina le remitía aquí para venderlo, ya se acabó, y mi caudal para comprarlo es corto. Si bien si V. R. lo halla en esa ciudad ahora a buen precio, siendo de Guajaca, se sirva de tomarme para el invierno buena cantidad, que daré el P. Peralvez lo que costare, y yo aquí al P. Serra; y no haya en esto falta, que para esa medicina, no faltará caudal como no falta para el azúcar que es menester entre año, que no es poco, porque aseguro a V. R. que vivo por esa medicina, y a no se haber muerto un amigo de Madrid, ofrecido me tenía el sacarme de lazería; quiera Dios que no quedemos en ella, y a V. R. me guarde como deseo.

Valladolid julio 8 de Juan Chacón. =Al P. Rafael Pereyra.

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