Diego Diaz de Meneses / Letters / Madrid

carta_26

Madrid y abril 18 de 1634.

(Tom. 216, fol., 45.)

El sábado Santo sucedió aquí una cosa que ha hecho notable ruido, y hoy no se habla de otra cosa, ni se callará tan presto[pronto], y es el caso que el duque de Ariscot es grande de España, de la llave dorada y del Toison, y de rentas muy poderosas, y S. M. le daba ahora cada día 100 escudos para su plato. Este caballero es flamenco, y ha sido casado tres veces, y está emparentado con lo mejor de Flandes; y estando las guerras y disensiones de aquellos Estados tan encendidas, este caballero, como tan poderoso, tomó la mano para tratar de paces con S. M. y aquellos Estados. Con esta ocasión vino a esta Corte, que no debiera (si lo que se presume fuere verdad), y ha estado aquí, y en este negocio y otras pretensiones que traía suyas, estaba aguardando se le despachase, y se le había notado que después de la muerte de Frislant [Albrecht Wenzel Eusebius von Wallenstein], se daba mucha prisa, y pedía le despachasen. Esta Semana Santa, sabiendo que el rey se iba a Aranjuez después de Pascua, habló a S. M. pidiendo que le despachasen con mucha instancia. S. M. le dijo que estas pascuas se hablaría largo de su negocio y le despacharía, y así se lo cumplió como se lo ofreció. Pues el sábado Santo en la noche fue el duque de Ariscot con los demás señores a Palacio a la colación de S. M y después de ella S. M. se retiró con el duque de Ariscot por tiempo de dos horas, adonde habiendo estado hablando muy largamente de las cosas de Flandes, se habló también de las de Alemania, muerte de Frisland [Albrecht Wenzel Eusebius von Wallenstein], de la traición que tenía armada y liga que tenía hecha, y cómplices que se hallaban en el caso, y que así le dijese lo que en todo aquello había sin ocultarle cosa; que le empeñaba su palabra que desde luego le ofrecía ser en su favor y disminuirle su culpa de manera que no le corriese detrimento en nada, y que sentiría mucho que hiciese al contrario. A todo esto, [se] negó el Duque de Ariscot, y S. M. deseó mucho que confiase algo para favorecerle porque le quería mucho. S. M. sacó una carta del pecho, la cual no han dicho si era del Duque o para el Duque, y le dijo: ¿Conocéis esta carta y lo que contiene? ¿Cómo negareis esto? El volvió a negar fuertemente. A está sazón, que ya debiera de estar esperándola, entró el Conde-Duque y el Mayordomo mayor y el presidente de Castilla, y S. M. delante de todos tres sumariamente repitió el caso, y como había negado, y enseñándole otra vez la carta volvió otra vez a negar, al cual dicen que S. M. dijo: «Quien todo lo niega, todo lo confiesa; idos de aquí». Al querer salir por la puerta de la antecámara, estaba ya prevenido el marqués de Gelves, capitán de la guardia española, con cierta cantidad de soldados, y el Protonotario; y al tiempo de salir le detuvieron diciendo: «sea V. E. preso por el rey» Él dicen que dijo algo aterrado: «¿yo?, ¿a mí por qué? ¿con qué derecho?» Entonces el Protonotario sacó la orden, y enseñándosela, dijo: «Vamos». Lo llevaron de una sala a la otra hasta sacarle de Palacio por una puerta secreta que sale a la puerta de la Priora hacia la Encarnación, y allí estaba ya el alcalde Quiñones, al cual se lo entregaron: y metiéndole en los coches que había prevenidos con la guardia necesaria lo llevaron al castillo de la Alameda, como dos leguas de aquí, camino de Alcalá, junto a Barajas, habiéndole ya quitado la llave dorada y las que le hallaron en su casa, adonde fueron y la miraron toda y prendieron toda la gente de su casa, que era mucha. En este estado está el negocio, y no se trata de otra cosa, ni me parece se olvidará tan presto nada de esto. Quiera Dios gobernar bien las cosas para que S. M. disponga bien estos negocios, porque sería muy mal caso que a este caballero no se le probasen los cargos que con tanta evidencia le ponen.

Desde aquella noche y aun un día antes ha faltado de esta corte el embajador de Francia. Dicen había ido esta Semana Santa a pasarla en el Paular de Segovia que es de frailes cartujos. Algunos dicen que se ha retirado con buen orden, porque debía saber algo de lo del duque de Ariscot.

Guarde Dios a V. R. como deseo. Madrid y abril 18 de 1634. ==Diego de Meneses. —Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús.

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