Cádiz y octubre 22 de 1634.

(Tom. 216, fol. 156)

Pax Christi, etc. Una razonable borrachera se ha celebrado ahora en esta ciudad, de un casamiento que se hizo en Flandes, para la cual avisó el novio que a tantos del mes se había de casar allá, y que se festejasen por acá las bodas, convidando toda la nación. Dicen fue muy espléndida; hubo mucho añejo y de lo bueno, y no lo dejaron hasta caer: servían de servilletas las barbas.

A Gibraltar han venido el duque de Arcos, conde de Ampurias, y otro señor para fortificar aquella plaza. Enviaron por el maestro mayor de esta ciudad, y excusándose por su poca salud, le enviaron su litera; fue en ella, pero me parece que se hará poco menos que nada.

Aquí vivimos jugadas las vidas por esta gente bisoña o veteranos olvidadizos. Al meter la guarda y salir esotra, entre los arcabuces que se dispararon fue uno con bala (que como las echan para estar de posta, no se acuerdan de sacarlas); pasó a un mozo de diez y ocho años    que iba sobre una cabalgadura por arriba de la ingle, en el lado derecho: ya entiendo que ha muerto. La misma bala hirió a otro en un muslo, y el otro día a otro, y le mataron. A ese riesgo vamos las veces que salimos.

A Martolosi le ha venido orden que vaya a Vizcaya a la fábrica de diez y seis galeones de armada, porque los que trajo han contentado mucho, y también a la de una almiranta, porque la que ha hecho dicen no es a propósito, por ser pequeña y no como se esperaba.

Un patache llegó el martes y trajo nueva que en el cabo de San Vicente tres navíos de Dunquerque habían peleado con veinte de turcos, y se [les murió]mucha gente. Andan por ahí barloventeando y esperando la flota y algún descuido de algún navío sorrero. A estos no encontró el que entró en Sanlúcar con nueva de la flota y galeones que ya V. R. sabrá por allá. Lo guarde Dios como yo deseo. Cádiz y octubre 22 de 1631 —Juan de la Oliva. =Al Padre Rafael Pereyra.

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