Damian de Valdivia / Letters / Madrid

carta_52

Madrid y julio 12 de 1634.

(Tom. 216, fol. 20 v.)

Pax Christi, etc. Hoy tuvo el P. Robledillo carta de Toledo, en que le dicen que el prior de San Pedro Mártir escribió un papel al doctor Pulido de Aguilar, padre de uno de la Compañía, en que le decía que no curase más en el convento de Santo Domingo el Real de aquella ciudad, ni en otros dos conventos de monjas sujetos a él (en los cuales curaba el dicho doctor), y que le enviaba todo el salario que los tres conventos le debían (luego dicen el por qué), y a las monjas puso mandato que no se curasen con el doctor Pulido, y se ejecuta así. También una beata dominica, que a la sazón estaba enferma y en la mitad de la cura, le envió un recado que no la viniese a visitar, y que perdonase, porque no podía hacer menos, porque era mandada de quien podía mandárselo; y toda esta pena se le impuso al buen doctor porque entrando una tarde de estas a visitar una enferma del convento de Santo Domingo el Real, dijo como había mandado quemar el Santo Oficio unos papeles que contra la Compañía se habían sacado muy injuriosos, etc., contando todo lo que había pasado aquí en Madrid. Lo supo el prior, el cual, con sus frailes, están sobremanera sentidos, y fulminó la sentencia sobredicha contra el doctor, el cual no respondió al papel del prior más de que se tenía por muy dichoso al padecer con los PP. de la Compañía de Jesús, y esto de palabra con quien le trajo el billete y dineros. El P. Robledillo está resuelto de leer la carta a los señores inquisidores amigos nuestros, y yo no se lo estorbaré.

Madrid y julio 12 de 1634. =Damián de Valdivia. =Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía.

El Conde-Duque ha tenido una pesadumbre con Don Fadrique de Toledo, que pasó así. Le dijo el Conde que fuese al Brasil con unas compañías de soldados, y sacó luego el Conde un decreto de S. M. para que se saliese de la corte. respondió que no podía, porque en ella tenía machos negocios; y dicen que añadió que él había servido a S. M., gastado su hacienda y derramado su sangre, y no hecho un poltrón, como el Conde-Duque. Lo prendieron, dándole la casa por cárcel, por lo cual se despidieron de Palacio el duque de Alba, el condestable de Navarra, y todos los de la casa de Alba.

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