Francisco Vilches / Letters / Madrid

carta_41

Madrid y junio 6 de 1634.

(Tom. 216, fol. 408-)

Pax Christi, etc. Agradezco a V. R. las, nuevas, con lo demás, que todo es bueno. Por satisfacer a lo que V. R. pregunta, digo que todas las piedras de Baeza tengo ya, y algunas que V. R. no ha visto. Una muy particular enviaré a V. R con otra que anda por ahí mal trasladada, y es famosa y muy linda, y es cosa de risa cual la traslada don Gonzalo Argote de Molina, que pienso no la vio. Otra hallé yo el año pasado, que nadie la había trasladado, y es un ara del dios Marte con un epíteto que no se halla en Golzio ni en otros autores semejantes.

Ayer lunes hubo una solemnísima procesión: era de los niños expósitos que se crían casa de las amas en los lugares comarcanos: al principio iban los niños de las doctrinas que se crían en los colegios, que también son expósitos: más de doscientos, con sus malas hopas y peores sobrepellices cantando las letanías. Este principio es común a toda la procesión; luego se seguía un hermoso pendón carmesí, que llevaban cofrades de la cofradía de los expósitos. Seguían mil y ochocientas mujeres aldeanas, en cuerpo, como suelen andar por las calles, con los niños expósitos que crían en los brazos, en forma procesional; los niños nuestros bien vestidos; otros muy pobremente: dicen iban mil y ochocientos niños. Al fin unas andas, en ellas San José con el Niño Jesús de la mano: inmediatamente dos docenas de niñas más bien vestidas, y mejor aún los niños. Hasta en esto hay distinción. seguían como novecientos caballeros, casi todos de hábito, a modo de acompañamiento que le hacían al duque de Medina de las Torres, que llevaba un lábaro blanco con una cruz pintada y las armas reales; después cuatrocientos hombres con hachas encendidas; Nuestra Señora de las Angustias con su palio Colorado, cruz alta; doscientos frailes victorios y dos docenas de clérigos, capa, etc., música. Salió del convento de la Victoria; fue a Palacio, estación común de las procesiones, y volvió a donde habían salido; a las amas les pagaron su salario: dieron miel, aceite, mantillas, etc., y las enviarían contentas. Dicen que el príncipe gustó mucho de la fiesta, por lo que tiene de niño; pero yo aseguro que guardó tanta gravedad como su padre, que no digo poco. Con esta va una relación.

Las de V. R. se comenzarán hoy a celebrar en la quiete, porque hasta ahora no me había atrevido: son bravos personajes; pareció muy bien la del portugués; mañana se ha de leer la de D. Juan de Benavides. Guarde Nuestro Señor a V. R. Madrid y junio 6 de 1634. =Francisco Vilches. = AI P. Rafael Pereyra.

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