Juan Chacón / Letters / Salamanca

carta_28

Salamanca y abril 29 de 1634.

(Tom. 216, fol. 378.)

Pax Christi, etc. En Simancas, [a] dos leguas de Valladolid, donde S. M. tiene sus reales archivos, habrá como diez y seis años que vivía una hermana Lorenza, por sus arrobos y fantástica virtud tan celebrada en Valladolid y toda aquella tierra, que era como una pública romería de toda la gente devota y no devota de los pueblos circunvecinos. De Valladolid no había señor ni señora, oidor ni oidora, grave y no grave, que no fuese a ver a la hermana Lorenza. Ella vivía en una casita retirada; tenía su oratorio muy devoto; allí se arrobaba luego a todos precios de cualquiera que fuese visitada. Si iba a la iglesia, luego era con ella espíritu arrobativo; si comulgaba, que era muy a menudo, luego se arrobaba. Venia todo el lugar a pendón caído a ver a la santa arrobada. Con su buen ejemplo otras muchas mujercillas también se metían al arte y oficio de arrobos y arrobadas. Yo fui, habrá como diez años, a predicar a aquel lugar día de la Transfiguración; deseé ver a esta mujer, y cuando entré en la sacristía para decir misa, un poco antes de predicar, me dijeron que estaba allí en la sacristía la hermana Lorenza. Dios y en hora buena; vi al rincón de ella una mujer de mediana edad, con sus toquitas, en habito de tercera de San Francisco, muy mestorada y modestera. Me llegué [acerqué] a ella y nos sentamos en un banco a vista de mucha gente que la esperaba para verla arrobada. Le dije: «Señora, estime los favores que Dios la hace en su alma en las virtudes que su Maternidad debe de estampar en su alma, mucho más que en estos exteriores que suelen ser ocasión de vanidad, y tal vez son ilusión del enemigo. Pida al Señor que le dé estos favores tan a vista de los hombres, sino allá [a] sus solas procure servirle con finezas y padecer mortificaciones, y huya de estos aplausos populares» Me respondió: «Padre mío, el Señor lo hace, lo demás no está en mi mano» Le repetí lo dicho y otras muchas cosas de que no me acuerdo. La dejé, me subí a predicar, y certifico que no me acordaba de ella cuando comencé el sermón, ni había premeditado cosa que decir contra ella, cuando llegué a aquellas palabras: Et duxit eos in montem excelsum seorsum, et transfiguratus est ante eos atque irruit spiritus Domini, y que todo fue dar contra los arrobos en publicidad del pueblo. «El hijo de Dios cuando quiere ostentar la gloria (dije) se retira a un monte y monte muy empinado, y allá en la sombra se transfigura, no en presencia de todos sus discípulos, sino de tres los más finos, y a esos los requiere con secreto: Nemini dixeri tis, etc. y vos arrobais en la iglesia, en las plazas, en cada cantón: quita allá, quiera Dios que sea agua limpia.» Parece que su Maternidad ha mostrado no serlo porque la hermana Lorenza está hoy día presa en la Inquisición, y para su prisión ha habido sobradísimo paño, y presto será publica la causa por que fue presa; y aunque yo la sé fuera del secreto de mi oficio, con todo no es justo ni cuerdo decir más de por mayor que está bien presa, y a su tiempo yo le avisaré a V. R. el por qué fue presa y cómo se descubrió su embeleco y embustes, que en el auto general, que será presto, saldrá todo.

Guarde Dios a V. R. como yo deseo. Salamanca a 29 de abril de 1634. =Juan Chacón. =. Al P. Rafael Pereyra.

Bien fue menester que V. R. nos previniese en la última carta de que hoy no la habíamos de tener, que de otra suerte fuera suceso muy pesado con el temor de que hubiese caído enfermo.

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