carta_162
Madrid y octubre 2 de 1635.
(Tom. 111, fol. 80.)
tres días hace partió de aquí el P. Francisco Camasa, de la Compañía de Jesús, grande hombre de Re militari, que actualmente lo estaba leyendo en el Colegio de Madrid, con el señor marqués de Leganés, favorecido cuanto se puede imaginar de S. M. Cuando se fue a despedir lo abrazó muy tiernamente y le estuvo hablando grande rato con muestras de mucha voluntad y amor, y el marqués anduvo tan fino, que vino a casa por él en su carroza de camino, y le hizo mil honras dándole el primer asiento y muestras con obras y palabras, de la grande estimación que de él hacía.
Se dice que al marqués de Celada le han hecho general de la caballería de Milán, y al marqués de Espínola, que lo era, virrey de Barcelona, y al virrey de Barcelona virrey de Sicilia, y al virrey de Sicilia le han dado licencia para venirse a España, que lo tiene muy pedido y deseado.
Al hermano del cardenal Richelieu ha admitido su Santidad la renunciación del obispado de León, para que con eso pueda asistir en Roma, y con esta ocasión y el aviso del embajador que tuvo S. M., despachó correo al arzobispo de Santiago, cardenal Espínola, para que luego hiciese dejación del arzobispado, reservándose 34, 000 ducados de pensión, y otro correo a Jaen al cardenal Moscoso a quien dan 24, 000 ducados de pensión, y le ordenan al uno y al otro vayan a Roma a toda priesa.
La sentencia contra los franceses que están aquí avecindados y en otras partes del Reino, ha salido. Mandan se les dé de sus haciendas una cantidad de maravedises pequeña, no sé si llegan a 100, 000 los dotes de las mujeres, si son castellanas, con quien están casados, y lo demás quede confiscado. Dicen se han duplicado y mandan alegar de nuevo.
Los del país de Cambray, con licencia del señor Infante, hacen grandes entradas en Francia, talando y robando cuanto hallan, cosa que los tiene bien apretados y que ha obligado a su rey a enviar gente que los resista y no basta para detenerlos, y cada día hacen nuevas entradas y robos, con grande daño en Francia.
Los holandeses por todas vías y maneras han hecho lo posible para recuperar el Fuerte de Schenk y últimamente estos días, juntando la mejor gente que tienen, se resolvieron de acometerle antes que entraran las aguas del invierno, y les impidieran la pelea. Tuvo de esto aviso el señor Infante Cardenal, y procuró estuviese la gente bien prevenida para la ocasión; y llegada, acometieron y fueron rebatidos de los nuestros con grande valor. Reforzaron los enemigos la batería con nuevas tropas de mosquetería, y los nuestros con el mismo valor que al principio, los resistieron. Se porfió de una y otra parte: los unos en acometer y los otros en defenderse; y fue tanto lo que hicieron los del fuerte, que se retiraron los enemigos con pérdida de más de 4, 000 hombres, y parte de los del fuerte salieron en su seguimiento y les ganaron la artillería y mucho del bagaje, y se volvieron cargados de despojos y con grande honra por la singular victoria que pocos habían conseguido de muchos.
También avisan de Flandes que en esta rota murió el general hermano del príncipe de Orange [Guillermo de Orange-Nassau]: se llamaba el conde Arnesto de Nassau; era tenido por mayor soldado que su hermano.
Antes de ayer, el teniente de la villa, el licenciado Ramos, como ministro de la Inquisición, fue por su orden a buscar un delincuente en casa de unos portugueses, al cual no halló; más con esta ocasión se llevó al dueño de la casa y otras siete personas u ocho, las más de ellas mujeres que estaban actualmente judaizando, cogiéndolos con las manos en el hurto. No hace novedad esto, que hay tanto, después que esta gente vino a Castilla, que ya no se repara como es tan ordinario.
Ahora acaba de llegar aviso de los espías de Francia, que el rey de Hungría se juntó con Galasso y dieron la batalla al cardenal de la Valeta y al rebelde Weimar; duró la pelea dos días de sol a sol, dividiéndolos la noche. Murieron de los enemigos 30, 000 y tomaron la artillería y bagaje, y de los del rey de Hungría murieron 10, 000, Guarde Dios a V. R. como yo deseo.
Madrid y octubre 2 de 1635. =Sebastián González. =Al P. Rafael Pereyra, de la Compañía de Jesús.